Rainer
María Rilke decía que la infancia es la patria del hombre. De ahí venimos y ahí
permanecemos un poco para siempre. Es verdad. Pero también es cierto que la
patria de todo ser humano es la prehistoria. También venimos de ahí, porque
somos en gran medida lo que hemos sido a lo largo de del dilatado proceso
evolutivo que empezó hace mas de 3500 millones de años. Mucho más recientemente
aparecieron los primeros homínidos, en Africa hace unos siete millones de años
y hace tan sólo 180.000 años nos parió la Tierra , también en Africa, a los humanos
actuales, los orgullosos y , a veces insensatos miembros de la especie Homo
Sapiens.(…)
Finalmente
los homínidos hace cerca de dos millones de años ya tenían un aspecto y una
estatura que nos harían exclamar si los viéramos: ¡humanos!. Fueron ellos los
que salieron de Africa para poblar por primera vez Europa. Y aquí comienza
nuestro viaje a la Iberia
más profunda, la de los padres de los padres de nuestros padres. (…)
Pero
donde sí podemos encontrarnos cara a cara con europeos muy antiguos es en el
yacimiento de la Gran Dolina ,
en la sierra de Atapuerca (…). Para estos primeros restos europeos se ha creado
la especie Homo antecesor. Aún no sabemos mucho de ella, porque la parte del
yacimiento está por excavar, pero tiene rasgos mucho más modernos que los del
Homo georgicus.
Me
he atrevido antes de llamar personas a los homínidos de la
Gran Dolina y ahora quisiera extenderme un
poco más en el tema. Físicamente-es decir, por fuera-se parecían indudablemente
mucho más a nosotros que a los chimpancés. Pero no todos los expertos
admitirían sin más que cuanto más parecido sea a nosotros un homínido fósil por
fuera, más lo será por dentro. Y me estoy refiriendo a las capacidades
mentales.
Los
humanos de la especie “Homo sapiens” nos diferenciamos mucho de los demás
animales en la mente, por utilizar un término que entiende todo el mundo.
Tenemos ciertas capacidades cognitivas que no se encuentran en absoluto, o
apenas están desarrolladas, incluso en los parientes más cercanos. Para empezar
somos conscientes de nuestra propia existencia y de la existencia de los demás.
Además podemos imaginarnos el futuro, o los posibles futuros, e intentar planificar
nuestra vida a largo plazo. A veces las cosas no salen como habíamos imaginado
pero al menos tratamos de evitar futuros indeseables y ponemos los medios para
no nos ocurran. (…)
Juan
Luis Arsuaga. El País Semanal 3/8/2003
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