jueves, 22 de febrero de 2018

Me siento un extranjero lingüístico en mi propio país

Para que mi denuncia pública no pueda ser señalada como hecha desde la impunidad y el anonimato me presento brevemente: mi nombre es Victorino López Iglesias, soy profesor del IES Galileo Galilei de Alcorcón (Madrid) y profesor asociado del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid. Aclaro que soy funcionario de carrera, de manera que mi futuro laboral no pasa por tener acreditado un nivel bilingüe en inglés, por lo que se podrá entender que no es una pataleta o un temor ante la pérdida de mi puesto de trabajo.
Para los que aleguen que igual protesto porque igual no tengo la formación suficiente como para poder compararme con otros que tengan una mayor competencia lingüística digo que soy doctor con premio extraordinario por la Universidad Complutense en el curso 2011-2012, licenciado en Ciencias de la Información y licenciado en Geografía e Historia y mi nivel de inglés no es tan bueno como quisiera.
Defiendo como nadie la importancia de saber idiomas, de que los alumnos en sus distintas fases educativas dominen una segunda o una tercera lengua y que todos, en general, hagamos esfuerzos por perfeccionar nuestro currículum profesional.
El inglés es muy importante, cada vez más importante, pero alzo mi voz para denunciar que el bilingüismo galopante que nos invade no puede ser el único argumento para la confección de los programas educativos ni el factor determinante y excluyente para elegir al cuerpo de profesores, en sus distintas escalas.
Una nación política se construye con muchas herramientas, la más importante de ellas la lengua. Hablar, comunicarte, expresarte en una misma lengua contribuye a crear y a reforzar un sentimiento colectivo, una nación política y cultural. Si desde nuestro propio sistema educativo socavamos esta herramienta no podemos extrañarnos ante el desapego a nuestra pertenencia a una nación, la lejanía a una identidad colectiva de la que enorgullecernos.
En este sentido, denuncio como profesional de la educación y como español que cada día me siento un poquito más extranjero lingüístico en mi propio país, en ese en el que cada año el afamado Premio Cervantes sigue hablando de las virtudes de un idioma que se arrincona desde nuestro propio sistema educativo.
Es una realidad silente que vemos cada día en los colegios, institutos y universidades. El bilingüismo es un programa segregador, que divide a alumnos con el único criterio de la competencia lingüística, que empobrece el nivel educativo en la práctica totalidad de las asignaturas. Al menos esa es mi opinión.
No critico a mis compañeros bilingües, faltaría más. La vida es una prueba de supervivencia y, en los tiempos que corren, tener un puesto de trabajo digno y estable desempeñando tu labor como profesor bilingüe no es criticable bajo ningún concepto. Lo que sí es criticable es el sistema, la administración que premia con complementos salariales y promoción en el concurso de traslados teniendo, en muchos casos, menos experiencia y menos formación que otros compañeros que llevan años de interinos o en expectativa de destino.
Denuncio haber convertido el inglés en el único criterio desde el cual pivotan el resto de cosas en el sistema educativo. El problema es trasversal. Hay comunidades autónomas de distinto signo político que están cometiendo el mismo error, sin más reflexión ni más estudio que la pura demagogia política.
Ahora el debate está en Cataluña con hacer o no el castellano como lengua vehicular en la escuela. Soy el primero que lo defiende pero, a continuación, quiero que lo sea en el resto de España y que el castellano no haya sido arrinconado en el resto de comunidades autónomas. Ahora el Gobierno se da cuenta que impartir clases durante generaciones en Cataluña ha contribuido a crear una conciencia nacional catalana, pero no se da cuenta que el fenómeno está extendido capilarmente por el resto de España con el bilingüismo como bandera y que sus consecuencias serán graves para las futuras generaciones.
En vez de implementar programas de investigación y desarrollo en nuestro sistema educativo nos gastamos el dinero en potenciar el bilingüismo sin reparar en las posibles consecuencias de no parar el avance de este programa.
Me siento extranjero, sí. La gota que ha colmado el vaso ha sido mi intención de inscribirme en el programa de doctorado del Departamento de Ciencias Sociales de mi propia universidad. Las normas son claras: sino acreditas un nivel bilingüe en inglés no te admiten en el programa. No preguntan lo que puedes o quieres aportar en tu futura tesis doctoral. Solamente importa si sabes inglés, el resto es secundario. Hasta ese absurdo hemos llegado.

Con todo esto denuncio haber convertido a miles de españoles, profesionales de la docencia y estudiantes en extranjeros en nuestro propio país. Nuestra voz está silenciada, pero somos muchos los que opinamos lo mismo. Yo lo denuncio, pero no me escondo. Igual estoy equivocado por lo que, antes de nada, pido disculpas a todos aquellos a los que mis comentarios, muy personales, hayan podido ofender.

5 comentarios:

  1. Totalmente en acuerdo con Ud cuando habla de la mala praxis que ha llevado la administración pública. Así como de su argumentación en la que recaba el filtramiento de docentes por su nivel competitivo de inglés. Es una deslealidad para la matería en si, así como para el desarollo y promoción de los conocimientos útiles que muchos profesores han labrado durante años en su idioma.

    Pero mire Usted, Don Victor, España sigue viviendo una época donde nuestro atraso es ferviente y emana , bajo mi punto subjetivo, de ese encandilamiento pernicioso a esta, nuestra tierra.

    La marca España se ha patentado en la sinley mediocre del "esto es mío, esto es lo que tengo y esto es lo que quiero", algo que más lejos de contribuir a mejorar, unir y procurar la mejora por el "eterno amor" a la patría, se ha tranformado en una bil metáfora del "ni contigo, ni sin tí".

    Este cambio es dificilmente aclimatable para un cuerpo de personas docentes que han dedicado su vida a conocer, aprender y enseñar en la lengua madre. Pero es sencillamente, una medida desesperada para querer tapar todos esos agujeros ponzoñosos en los que tantas generaciones se han colado hacía el desagua`e del fracaso estudiantil y en definitiva, del fracaso laboral.

    En resumidas cuentas, esta tendencía bilinguie era necesaría, para disfrazar el fracaso escolar y dar una imagen de País concienciado y progresista.

    ¿Quíen paga que lo bien hecho se haga en mal tiempo? ; Ud ya lo sabe. Un saludo

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    1. Hola:
      Muchas gracias por su aportación. Lógicamente no sé quien es usted pero si presumo su alta capacidad intelectual en vista de la respuesta ofrecida. Yo doy un toque de atención porque lo vivo en las aulas cada día. De verdad que no tengo un pensamiento provinciano, soy europeista, ciudadano del mundo, de izquierdas. Pero justamente por eso, le digo que no me humilla la bandera de España ni la pertenencia a una nación política y cultural que es España. Aunque muchos no lo crean, la construcción del Estado-nación tiene un poso profundamente liberal, nada conservador. No me gusta los eslóganes gratuitos. Me repugna, por el contrario, el provincianismo de poner una bandera de Gran Bretaña como logotipo en colegios e institutos públicos de España para dar la sensación que somos la leche. No me imagino en Francia, ni en Alemania, ni tan siquiera en Gran Bretaña con una bandera de España para dar la sensación que se enseña buen castellano. En cualquier caso, yo no odio el inglés, ya me gustaría poder hablar fluidamente pero bueno es una asignatura pendiente. En cualquier caso, quienquiera que sea, gracias por su comentario.
      Un saludo

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  2. Mi reconocimiento para otro de los que se atreven a decir con nombre y apellidos las verdades que hay que decir. Ahora mismo la política lo emponzoña todo y no se atisba remedio, hasta que la ciudadanía se termine de hartar y de un puñetazo en la mesa. Lo mismo que pasa con la deificación del inglés, que luego no lo usa en realidad ni un 1% de la fuerza laboral del país en su trabajo diario, pasa con los excesos de la informatización en todas las administraciones públicas, justicia en particular, con el hipergarantismo, y con tantas y tantas otra cosas que están erosionando lo servicios públicos y jibarizando el tiempo dedicado a lo importante. La razón de fondo tiene que ver yo creo con el viejo orgullo español, como se ve en el Lazarillo de Tormes con aquel personaje que no tenía dinero para una capa buena y la llevaba por fuera aparente y por dentro de tela basta. Priman el oropel, la fatuidad, el engolamiento,la suficiencia y el arbitrismo, sobre el oro, el trabajo, la humildad, el esfuerzo y el conocimiento de lo que se habla, y así nos va, y así otros nos han ido sumergiendo en el cazuela de la historia como esos garbanzos que estaban arriba y cada vez se van más abajo, porque si esas virtudes del XVI podían tener utilidad en tiempos del Gran Capitán, si venían acompañadas de algo de valor, hoy en día no son las que cuentan,y hasta el valor a en buena medida desaparecido, quedándonos solo con esa fútil carcasa, a la manera de los cangrejos que tiran el caparazón sobrante, y eso es España hoy en día, un caparazón tirado en un rincón de la marea historia sobre el que nos hundimos irremisiblemente y es una pena, porque hay mucha gente muy buena que se merecía otra cosa, pero nos gobiernan los mediocres y la gente no tiene nervio suficiente para cambiar las cosas, por lo que solo nos queda esperar y que vengan los "barbaros" del norte o los ulemas del sur a cambiarlas. Saludos.

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    1. Agradezco tu respuesta, bien argumentada, con muchísimo sentido histórico. La clave de todo esto es vivir en la sociedad 3.0, en una sociedad de la imagen donde se viven de etiquetas, logotipos. El bilingüismo se sintetiza con la bandera de Gran Bretaña en cada uno de nuestros colegios e institutos. Eso indica que queremos dar la impresión que, puertas adentro, se vive un verdadero programa de inmersión lingüística, cuando no es así. Pero a la sociedad, a los padres, les queda esa etiqueta y eso es lo que vale. A eso se acompaña el mensaje que sin inglés no se va a ninguna parte, aunque ese inglés sirva para crear un país enfocado en el sector servicios, sin implementar inversión, innovación y desarrollo que es lo que crea verdadera riqueza cultural y productiva al país. Eres un provinciano sino se defiende el discurso oficial pero, el verdadero provincianismo, es tener en el corazón de la educación, en los niños y adolescentes un idioma, una bandera que no es, ni siquiera, la de tu propio país. Y por cierto, Gran Bretaña como muestra de su afecto a Europa y a España ha votado a favor del "Brexit", se ve que nos quieren y nos valoran mucho.

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  3. Al final todo concluye en lo de siempre, hay una infantilización de la sociedad, que interesa a los que todos sabemos, y todo se convierte en consumo y propaganda como bien dices. Se huye de lo complejo, todo tiene que ser simple, en un resumen, sin analisis de fondo y eso al final es el Brexit tambien cuatro pincelada gruesas que compraron los sectores menos cultos y modernos de una sociedad que no ha resuelto el conflicto interior de comprender que ya no es lo que fue y como en el caso del Poseidon ha ido a buscar la superficie "en la dirección equivocada". El tiempo ira por poniend por evidente lo que lo es, que el ingles no decide, decide la cultura. Saludo cordial

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